Un punto para la ilusión

El Valencia ha logrado un valioso punto en su visita al Sánchez Pizjuán tras anotar en los minutos finales e igualar un partido que se le puso cuesta arriba en el minuto 44. El equipo de Nuno estuvo espeso en ataque y muy serio en defensa y, aunque fue mejor que el Sevilla, se da por bueno el empate ya que se consiguió jugando en inferioridad numérica tras la expulsión de De Paul mediada la segunda mitad.

El encuentro comenzo nivelado aunque pronto el Valencia tomó las riendas del partido y, en un contragolpe, Alcácer dejó un balón a Piatti que envió a los dos palos, una de esas ocasiones en las que es complicado entender cómo el balon no traspasa la línea. El equipo ché era dueño del partido pero durante unos minutos locos Bacca se atrajo a toda la defensa dejando solo a Vidal, que anotó tras coger el rechaze de su primer disparo.

Tras el descanso el Valencia no encontraba su sitio, no estaba cómodo y no creaba peligro. Nuno hizo unos cambios algo incomprensibles: Soso sustituyó a Piatti y De Paul a Alcácer. Precisamente fue De Paul, en su segunda jugada, quien propinó un manotazo a Vidal que le supuso la expulsión, una acción que lejos de ser perjudicial fue beneficiosa para el equipo, que volvió a encontrarse y a crear peligro a balón parado y con centros de Gayà desde la derecha.

Fue a pocos minutos del final, en el minuto 88, cuando Orbán (que entró sustituyendo a André Gomes) sacó el recurso del pecho para empujar un disparo de Otamendi rechazado por la zaga sevillista que supuso el empate final. 

El Valencia acabó el partido con un buen sabor de boca ya que consiguió sacar un punto con uno menos y en Nervión. Lo mejor fue la seriedad defensiva (aunque Barragán estuvo algo más flojo), la actitud y la presión. Por otra parte, cabe esperar algo más del ataque porque ni Rodrigo ni Alcácer tuvieron su día mientras que Piatti estuvo tan participativo como errático. 

Foto: Levante.

Texto: Carlos García.