Diez años
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Han pasado diez años. Han
pasado diez años desde que éramos el mejor equipo del mundo. Han pasado diez años
de ganar partidos de ensueño, de ganar ligas, UEFAS, y lo que faltó por llegar. Hace diez años
luchábamos de tú a tú con los dos transatlánticos españoles y demás buques
insignia del “viejo continente”. Hace diez años ser del Valencia molaba, ser
del Valencia era ser un ganador. Ser del Valencia imponía respeto a los
rivales. El Valencia era ese equipo bronco y copero que cumplía nuestros
mejores sueños con ese juego que todos recordamos, que no era espectacular pero
sí muy eficiente. Han pasado diez años de los Cañizares, Ayala, Piojo, Kily,
Baraja y compañía. De los “no quedan entradas” y los tifos. Vaya tifos. Del
“Che que bo” coreado por todos. Han pasado diez años.
Pero ahora esto ya no es
así. Ya no somos los mejores del mundo, vaya que no. Ahora nos cuesta un
infarto ganar esos partidos irrepetibles y de los títulos ni hablamos (ya lo
hacen otros). Nuestra lucha con los dos gigantes se quedó en treinta puntos de
diferencia, dejando el testigo a otros
aspirantes. Ser del Valencia ya no es algo vanguardista, ser del Valencia ahora
es ser de Bankia, ser de Fabra y Císcar, de Salvo y de la Fundación (o todo lo
contrario). Ahora ya no somos un equipo imponente, sino una sombra de lo que
fue, que de vez en cuando aparece y desaparece dependiendo de cómo sople el
viento. El Valencia de ahora es de los Banega, Víctor Ruíz, Tino Costa, Topal y
Pabón. De las “calvas” en Mestalla y los “Llorente/Unai/Braulio vete ya”. El
Valencia de las noches decepcionantes. El Valencia equipo trampolín. El
Valencia de las deudas y de estadio eternamente en construcción. El Valencia que se apaga como la vela que se
consume poco a poco. Y queda poca vela.
Sin embargo, esa vela puede
convertirse en una llama. Tenemos los ingredientes, las bases y sobre todo las
ganas para que sea así. Porque somos el Valencia. Somos los mismos de hace diez años, los mismos incluso con más ganas de resurgir. Porque las deudas se
acaban, si TODOS ponemos de nuestra parte. Porque los hinchas se han unido en
una Curva apellidada Nord, que canta sin cesar y con esperanza, dando color a
un estadio hambriento de grandes cosas. Porque hay ganas de renovar y acabar
con los quistes malignos, y se está empezando a hacerlo. Porque ahí están Bernat,
Alcácer, Feghouli, Parejo y Mathieu incluso, Pizzi. Porque los tiempos están
cambiando, y ya ganamos en el Camp Nou con todas las de la ley. Porque los
posibles fichajes nunca quieren dejar de venir a esta sombra tan viva, que
quiere volver a amenazar por toda Europa. Porque somos de pájaros feos que no
cantan, somos del murciélago irreductible. Hace diez años estuvimos entre los
mejores por un tiempo. Ahora no tengo ninguna duda de que volveremos pero para
quedarnos.